lunes, 3 de mayo de 2010

La cuestión de la OTAN y la CEE.




Felipe González tenía dos serios problemas que resolver.
Por una parte, la decisión sobre la permanecida o salida de España en la OTAN y por otro lado, la integración en la CEE.
La larga marcha hacia Europa había comenzado hacia algunos años, pero fue el jueves 28 de julio de 1977 cuando Marcelino Oreja Aguirre, ministro de asuntos exteriores de la UCD, presentó en Bruselas la solicitud de entrada en el mercado común.
Desde entonces, todo habían sido negativas y dilaciones y sobre todo España había tropezado con la oposición de Francia y de su presidente Valery Giscard D´Estaing.

Esa oposición continuó bajo la presidencia de François Mitterrand. Sobre todo, Francia seguía dando asilo político a los terroristas de ETA y los consideraba como unos refugiados políticos. Miterrand insistió en resistirse a la entrada de España en la comunidad.
Francia quería antes que nada la solución de diversos problemas de tipo agrícola, industrial, económico y de política regional.

Esa oposición de Francia no empezó a cambiar hasta diciembre de 1983. El Gobierno se empeló en ir mejorando las relaciones con Francia, y hubo reuniones entre los ministros españoles y los franceses de Asuntos Exteriores, Economía y Hacienda.
De todos modos, continuó la reticencia francesa a la entrada española debido a la potencia de la agricultura española.

El presidente González, escribió a los Jefes de Estado y de Gobierno para pedir que en la siguiente cumbre, se aprobara la entrada de España y Portugal en la CEE.
Pero esa cumbre no resolvió nada y eso provocó el enfado del Gobierno español.
Finalmente, hubo una entrevista entre Felipe González y Mitterrand en París y las cosas empezaron a cambiar porque Francia le obsequió a Conzález: apoyaría la integración española antes de que terminara el primer semestre de 1984.
En junio de 1984, el Ministerio francés para las Relaciones con la Comunidades Europea, Roland Pumas, visitó Madrid y se comprometió a apoyar el ingreso.
En la cumbre de Fontainebleau, el 25-26 de junio de 1984, se dio luz verde a esa entrada y que se mantención el 1 de enero de 1985.
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La OTAN.
El 31 de Enero de 1986, Felipe González, anunció para el 12 de Marzo la convocatoria de un Referéndum sobre la OTAN.
Desde las elecciones de 1982, la postura del PSOE, cambió a favor de la entrada en la OTAN.
Felipe González estimaba que una salida de la OTAN podía ser dramática. España tenía que dar una imagen seria de valores democráticos de la Europa occidental.
En Mayo de 1983, González hizo público en Bon su apoyo a la instalación en suelo europeo de misiles de alcance medio.
Por otra parte, el Gobierno sabía que la permanencia de España en la OTAN sería muy importante en la entrada de España, en la CEE, motivos de conveniencia.
González era partidario del mantenimiento de la permanencia en España en la OTAN sin integrarse en la estructura militar de la alianza y también de la reducción de la presencia militar en España.
Lógicamente, el Presidente norteamericano Reayow, estaba muy preocupado por la actitud española y por ello visitó España en mayo de 1985.
La idea de Washington a partir de ése momento era la de reducir la presencia militar, sin embargo, la oposición norteamericana a la desaparición de su presencia en España era total.
El 31 enero de 1986, El Gobierno envió a las Cortes el Decreto de convocatoria de Referéndum sobre la permanencia de España incluyendo la pregunta que se haría a los españoles.
El referéndum salió a favor de la propuesta del Gobierno por un 52,50%, el 39% fue no (todo con el 40% la abstención).
Una vez que España ratificó su permanencia e la OTAN volvieron a producirse conversaciones entre España y Estados Unidos sobre la reducción de las tropas americanas en suelo español. En principio, EEUU estaba dispuesto a reducir su presencia en Torrejón de Ardoz, pero no quería retirarse de Rota y por otra parte, tampoco quería retirar de Torrejón su flota de cazabombarderos.
Al final Italia se ofreció a acoger esa flota. El Gobierno de Madrid aceptó que EEUU pudiera usar Torrejón en caso de crisis y que se mantuviera intacta la presencia norteamericana en Rota.
A partir de entonces, la política exterior española, se diseña dentro de la alianza del Atlántico, el convenio bilateral de los Estados Unidos y finalmente, dentro de la Unión Europea Occidental (UEO).

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