miércoles, 22 de mayo de 2013

PP: del cuaderno azul a las primarias



PP: del cuaderno azul a las primarias
14 de mayo de 2013.
ABC | Guillermo Gortázar
Por lo que respecta al PP, la expresión máxima de capacidad decisoria del presidente y mínima del partido para elegir un candidato fue en su día «el cuaderno azul» en el que se hallaba escrito, en secreto, el nombre del sucesor, futuro presidente del PP y del Gobierno de la Nación.

Igualmente, las listas electorales dependen del dirigente de turno.
De modo que la lealtad y obediencia se garantiza hacia arriba so pena de no repetir en las próximas elecciones. Por tanto, el diputado o concejal responde mucho más a quien le incluye en las listas que a las bases del partido, al programa electoral o a los electores.

La reciente propuesta del PSOE de realizar primarias para la elección del secretario general y, en su día, del candidato a presidente del Gobierno, supone una reducción del poder de la cúpula dirigente socialista y un indudable incremento de la democracia interna de sus militantes.
Después de treinta y cinco años de libertad y democracia garantizada por la Constitución de 1978, se advierten claros elementos en nuestro sistema político que precisan un estudio y debate sereno con el objeto de mejorar la calidad de nuestra democracia.
No se trata de iniciar un nuevo periodo constituyente, pero sí de proponer reformas puntuales que mejoren el funcionamiento institucional y muchos de los cambios posibles no requieren reformas legales o constitucionales inmediatas.

Uno de esos elementos mejorables es el funcionamiento interno de los partidos que pasa por democratizar el procedimiento de elección de los dirigentes y de los candidatos a todos los procesos electorales.
Por lo que respecta al PP, la expresión máxima de capacidad decisoria del presidente y mínima del partido para elegir un candidato fue en su día «el cuaderno azul» en el que se hallaba escrito, en secreto, el nombre del sucesor, futuro presidente del PP y del Gobierno de la Nación.
Del mismo modo que don Manuel Fraga nombró sucesor refrendado en un Congreso del Partido, el presidente Aznar propuso un sucesor inmediatamente aceptado por el PP.
El procedimiento es expeditivo, pero de escasa calidad democrática.
La pregunta que nos podemos hacer los militantes y simpatizantes del PP es si no ha llegado la hora de invertir los términos en la elección de candidatos y dirigentes como se propone hacer el PSOE.
Pasar de una cooptación desde arriba a una elección desde abajo.
Lo cual es válido tanto para el presidente como para los comités de dirección y para las listas electorales. El procedimiento de cooptación refrendada (el presidente saliente propone un candidato que el Congreso del partido refrenda a la búlgara) tiene su explicación, que no justificación, en una lectura sesgada, y probablemente errónea, de la experiencia de la elección competitiva como presidente de AP del Sr. Hernández Mancha en 1986.
Sin embargo, aquella elección fue un paso positivo en un mensaje de renovación y de democracia interna que favoreció la mejora de imagen del partido de la derecha, finalizado el ciclo de Fraga y de su secretario general, señor Verstrynge.

La elección competitiva del presidente de AP, Hernández Mancha, fue un paréntesis en una tradición de liderazgo por referéndum en el centro derecha español.
Veamos en la práctica cómo funciona el procedimiento de cooptación.
En relación a los Congresos del Partido, las respectivas direcciones regionales se arrogan la posesión de cierto número de compromisarios precisamente porque éstos, en su mayoría, han sido también cooptados: el presidente del PP de Andalucía aporta, «tiene», quinientos compromisarios; el de Valencia «tiene» cuatrocientos; Madrid, trescientos cincuenta….
Basta un acuerdo de dos o tres presidentes regionales, a su vez también cooptados, para que se decida el presidente del partido, que además cuenta con quinientos avales, número de partida inalcanzable para cualquier otro posible candidato alternativo.
Igualmente, las listas electorales dependen del dirigente de turno.
De modo que la lealtad y obediencia se garantiza hacia arriba so pena de no repetir en las próximas elecciones. Por tanto, el diputado o concejal responde mucho más a quien le incluye en las listas que a las bases del partido, al programa electoral o a los electores.

Una forma de mejorar el actual sistema es, sin duda, entregar a los militantes (y si fuera posible, también a los simpatizantes) la capacidad de selección de candidatos.
Ahora hay una oportunidad en el PP para elegir el cabeza de lista de unas elecciones europeas que se adivinan de escasa participación por diversos motivos.
Me permito advertir que si la elección del cabeza de lista se realiza por el procedimiento del «cuaderno azul», la movilización y apoyo de la militancia va a resultar llamativamente baja.
Por no hablar del descriptible entusiasmo de los electores españoles. Al amparo del art. 49.1 de los Estatutos, el Comité Electoral Nacional puede permitir una carrera competitiva entre cuatro o cinco candidatos del PP a cabeza de lista europea, con debates en directo en televisión, y con las urnas abiertas en las sedes del Partido en un día determinado para que los militantes decidan, al más votado, cabeza de lista en las elecciones europeas.
Este puede ser un nuevo camino en la buena dirección de regeneración democrática y en la recuperación del prestigio de los políticos. Como decía el Conde de Romanones: «para un país, no hay profesión más noble y útil que la de político, si se ejerce con honradez y altura de miras».
Guillermo Gortázar fue secretario de Formación del Partido Popular.

 
INSTRUCCIONES Y AGONÍA
MELCHOR MIRALLES
Nos italianizamos a marchas forzadas y no se vislumbra la salida
GUILLERMO Gortázar, militante del PP, ex secretario de formación de los populares, y persona de calibre e influencia, durante años, en quienes mandaban en Génova, la lió con su artículo de ABC, de muy elocuente título. «PP: del cuaderno azul a las primarias». Un latigazo crítico, seco y directo a la ausencia de democracia interna en el PP. A los que mandan hoy, y también a un Aznar que critica lo justo, porque quiere evitar que le recuerden a cada rato que él, sólo él y nada más que él, decidió quién iba a sucederle.

El formidable artículo tuvo efectos previsibles e inmediatos, instrucciones urgentes de quienes mandan: «Que nadie entre al trapo. No hay respuesta. Este debate no toca». El silencio es a veces la primera y la última palabra. El PP es una organización escasamente democrática. Expeditiva, sí, pero donde reina el miedo a la discrepancia. Dos expresiones de Rajoy vienen a acreditarlo. Dijo de Cospedal que «es la número dos perfecta, nunca me ha dicho que no» y que «no es bueno debatir en público de esto, no conduce a nada», respecto a las diferencias con sus barones por el déficit autonómico. Un partido donde uno decide todo y después los órganos de dirección refrendan la decisión a la búlgara y en el que la número dos nunca le dice que no al jefe, es una organización que no tiene nada que ver con la democracia, condenada así a la autodestrucción.

Y lo que más dolió del mandoble del ilustrado Gortázar a sus colegas es que pusiera de ejemplo la decisión del PSOE de reducir el poder de la cúpula dirigente del partido e incrementar la democracia interna de sus militantes con el proceso de primarias. Duelen las verdades. El PSOE tiene problemas iguales, o más severos, que el PP, sustancialmente aquellos que afectan a su ideario político y los que se refieren a la presencia de un Rubalcaba que se presentó como solución a los problemas y que ya es para todos un problema. Pero trata de democratizar el debate interno y los procesos decisorios.

El número dos de los socialistas valencianos, Francesc Romeu, ha publicado un interesante libro espoleando el debate de las ideas en el PSOE. «Hasta aquí hemos llegado», lo titula. Se puede coincidir o discrepar de Romeu, pero pone el toro en suerte. Si el PSOE no abandona el debate fulanista y aclara su posición ideológica, se va a desangrar en votos. Por la izquierda se le van a ir a IU y a formaciones nuevas que ya se anuncian. Por el centro y la derecha, sí, la derecha, se le irán a UPyD u otros. Más los que se vayan a su casa, o sea, a la abstención.

PP y PSOE podían haber regenerado el sistema desde su mayoría parlamentaria, y han renunciado a ello para mantener el statu quo, para no perder su poder. La crisis formidable se evidencia cuando la agenda política la marcan los jueces. Nos italianizamos a marchas forzadas y no se vislumbra la salida. En nuestra política triunfa la mediocridad, prosperan los insignificantes, los cortesanos y más de un golfo. El sistema agoniza. ¿Ninguno de los que mandan es consciente de que, si el sistema fracasa, la inestabilidad en aumento puede convertirse en drama? Parece que no. La duda es si estamos aún a tiempo. Espero que sí. Pero lo dudo.

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