viernes, 5 de julio de 2013

Valderas: No me digas lo que eres y déjame ver lo que haces



Valderas, el comunista subastero
UNA cosa es que un comprador se aproveche de la libre concurrencia de la oferta y la demanda en un mercado libre y acabe comprando una vivienda a un buen precio; y cosa distinta es que se comporte como un subastero oportunista para sacar partido de la desgracia ajena. Y peor aún es compaginar la caza de gangas inmobiliarias con la condición de diputado comunista que se dedica a aprobar normas de expropiación de viviendas subastadas. Así que Diego Valderas, vicepresidente de la Junta y líder regional de Izquierda Unida, agudo ojeador de viviendas embargadas, debe aceptar que ha sido sorprendido en una de esas hipocresías que tumban el crédito de un político. Además, Valderas ha debido de hacer escuela –de negocio–, porque otro dirigente de IU de Andalucía también compró una vivienda embargada, aunque en este caso el propietario era una sociedad inmobiliaria. Comunistas en inmersión capitalista.
Si para un político es difícil justificar una vida privada poco coherente con sus postulados ideológicos, menos lo es para quienes se presentan como látigos moralistas de los demás, tendencia habitual en los extremistas de izquierda. La historia del comunismo es pródiga en ejemplos de cómo sus castas dirigentes –estalinistas o maoístas– predicaban para los demás un régimen de vida que no se aplicaban a sí mismos. Valderas ya tiene su dacha. Estos episodios de depredación inmobiliaria se suman a otros de igual hipocresía en otros ámbitos, y todos desmantelan la supuesta superioridad moral de la izquierda frente a la derecha. La crisis está demostrando que las conductas personales de los políticos son esenciales para generar confianza y consolidar liderazgos realmente constructivos. ¿Acaso Valderas piensa que cuando hable de la protección social de los desahuciados nadie recordará su lucrativo negocio a costa de uno de ellos?
 
Vuelo 444
IGNACIO CAMACHO
Del tiempo de los vuelos de Lady Aviaco o del piso de Valderas no ha cambiado la ley sino el paradigma moral. La mirada
HACE unos quince años, Magdalena Álvarez salió indemne y sin dar una sola explicación de un escándalo que hoy le habría costado la reputación política y el puesto público. Los célebres 444 vuelos gratis en Aviaco, cuando era consejera gubernamental de la aerolínea, quedaron enterrados en la impunidad de un tiempo en que el abuso de los privilegios de poder no sufría el escrutinio riguroso de una opinión pública sacudida por el hartazgo. Era la época de los pelotazos, la ostentación de los coches oficiales, la acumulación de cargos en instituciones y cajas, el cobro de dietas y sobresueldos, el disfrute de un estatus franquiciado en el que se movía con la mayor naturalidad la nomenclatura dirigente. El ciclo triunfal de los Bárcenas, los Correas, los Guerreros, los Rocas; un período que se prolongó hasta bien entrado el siglo XXI, cuando la persistencia catastrófica de la crisis aguzó la sensibilidad social hasta provocar un cambio de paradigma.
Fue en esa misma época cuando Diego Valderas compró sin remordimientos el piso del que acababan de desahuciar a su vecino. Y no mucho después cuando alguien decidió en algún despacho de la Junta de Andalucía crear un mecanismo opaco de subvenciones para los expedientes de regulación de empleo. Cuando Bárcenas repartía complementos salariales entre los altos cargos de su partido. Nadie le daba entonces importancia porque el dinero fluía como ríos bíblicos de leche y miel por las cañerías del Estado. Todavía durante su etapa de ministra, Álvarez utilizaba a discreción helicópteros militares y civiles para desplazarse a actos de partido o privados. Era normal; la normalidad de la casta, de la élite extractiva que mientras la prosperidad se derramaba por todas partes se beneficiaba de una anuencia indulgente. Había para todos y nadie se ponía quisquilloso.
Pero eso cambió de repente, cuando la bonanza se disipó de golpe entre estertores de sufrimiento de unas clases medias que fijaron su atención dolorida en un monumental agravio comparativo. Todos los escándalos que ahora vemos en los tribunales pertenecen a aquel tiempo alegre y dispendioso en el que cualquier exceso parecía posible, permitido y sobre todo eterno.
Y hoy Magdalena, la todopoderosa Mandatela, la arrogante Lady Aviaco, está imputada por una decisión de Gobierno que entonces formaba parte de la más espontánea rutina del poder. Y Valderas se refleja en el incómodo espejo de su doble rasero. Y a la cúpula del PP le persigue la sombra de unos sobres fantasma, y los malayos de Marbella están en la cárcel y el dicharachero Guerrero de los EREs pena cada gin-tonic que se bebió repartiendo dádivas. El simbólico vuelo 444 ha aterrizado en una pista inundada de susceptibilidades. No han cambiado las leyes, ni la justicia, ni el procedimiento. Lo que ha cambiado es la percepción moral, el estado de ánimo. Ha cambiado la mirada.

 Diego Valderas compró la casa de un desahuciado al precio por el que se subastó
alberto garcía reyes / sevilla
Día 05/07/2013 - 00.14h
El vicepresidente de la Junta adquirió a El Monte la vivienda de su propio vecino, que se había quedado en paro y no pudo hacer frente a una deuda familiar
El vicepresidente del gobierno andaluz, Diego Valderas
El actual vicepresidente de la Junta de Andalucía y líder de IU en el gobierno, Diego Valderas, impulsor de la polémica Ley Antidesahucios contra los bancos que ha aprobado el Parlamento Andaluz y uno de los grandes defensores de los movimientos en favor del derecho a la vivienda, adquirió su segunda residencia a precio de saldo precisamente gracias al desahucio de su vecino. Según la documentación notarial y del Registro de la Propiedad que obra en poder de este periódico, Valderas compró en 1995 el piso de enfrente del que ya tenía en su pueblo, Bollullos del Condado (Huelva), directamente a la Caja de Ahorros El Monte justo después de que esta entidad desahuciara a su propietario, M.J.A., que tras quedar en el paro no pudo seguir pagando un préstamo que debía a la citada caja.
El propio afectado ha confirmado a ABC que antes de que el procedimiento judicial de desahucio llegara a su fin ofreció el piso a Valderas por la cantidad que a él le quedaba por pagar, ocho millones de pesetas, con el fin de no tener que seguir pagando nada tras entregar el piso a la caja, ya que éste se había tasado para una primera subasta en tres millones y medio.
Sin embargo, el vicepresidente de la Junta, que entonces era presidente del Parlamento tras 15 años como alcalde de Bollullos, no adquirió directamente la vivienda a su propietario, sino que lo hizo tras la correspondiente subasta judicial en un procedimiento seguido en el juzgado de primera instancia número uno de Huelva. Diego Valderas y su esposa se hicieron con aquel inmueble anexo al que ya poseían desde 1991 el 25 de mayo de 1995. Y en la transacción pagaron 31.102,38 euros, cinco millones de pesetas, lo mismo que había abonado la caja en la citada subasta. Tres millones menos de los que le pedía su propio vecino, que tuvo que irse con su mujer y sus hijos a vivir a casa de sus suegros, donde sigue residiendo actualmente, y continuar pagando la deuda.
Tras dos explicaciones escuetas, el gabinete de Valderas ofreció ayer una tercera versión a ABC en la que explicaron que la casa de marras «llevaba cinco años cerrada» porque el propietario «había tenido un problema con su cuñado, que era constructor» y exactamente la persona que tenía la deuda con El Monte. Según este último relato, Diego Valderas «a los cinco años fue a preguntar de quién era la casa y le dijeron que era de la caja de ahorros». «No fue un desahucio», insisten, «sino que esa familia se fue a vivir a otra casa, que además es bastante grande».

 El comunista pillado
Publicado por Edurne Uriarte el jul 4, 2013
Y aun no ha hablado Ada Colau, la líder social de los acosos a los políticos del PP, sobre uno de los líderes políticos de ese movimiento, Diego Valderas, y su compra del piso de un vecino desahuciado. A la Caja que se quedó con la vivienda y a un precio bastante menor al pedido por ese vecino cuando no pudo seguir pagando su hipoteca.
Los hechos han sido desvelados por Alberto García Reyes hoy en ABC y constituyen uno de los ejemplos de hipocresía política más espectaculares de los últimos tiempos: Diego Valderas, vicepresidente de IU de la Junta, uno de los líderes políticos del movimiento anti-desahucios y artífice de la ley andaluza para la expropiación de bancos, compró a una Caja el piso de su vecino desahuciado. Ese vecino, que tuvo que irse a vivir a casa de sus suegros, había intentado venderle el piso cuando ya no pudo pagar la hipoteca. Diego Valderas rechazó la oferta pero compró el piso a la Caja a un precio mucho menor y unió su piso con el nuevo hasta lograr la vivienda de 194 metros cuadrados en la que ahora vive. Y la Caja, por cierto, le dio el préstamo para comprar la vivienda de su vecino desahuciado.
La historia da para récord de incoherencia política. Un comunista antidesahucios aliado con una Caja para quedarse con la casa de un desahuciado.
Este comunista es autor, entre otras muchas sentencias, de la siguiente:
“Debemos garantizar los derechos de los hipotecados ante los grandes poderes financieros”. Bien es verdad que nada dijo de proteger a los hipotecados de los vecinos más aprovechados.
Y aún no ha hablado Ada Colau. Sí lo ha hecho el portavoz de Valderas, Juan Félix Camacho, para insultar al periodista de ABC: “Sicario”, ha tuiteado. Lo que demuestra que la información es rigurosamente cierta, y que, dada la imposibilidad de negar los hechos, Valderas ha optado por intentar destruir la credibilidad del periodista.

IU justifica a Valderas en la compra del piso embargado porque lo hacen «miles de ciudadanos»
s.e. / madrid
Día 04/07/2013 - 15.08h
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«Estamos hablando de algo que ha formado parte de la cotidianeidad», afirma. El PP exige explicaciones al vicepresidente de la Junta de Andalucía
IU justifica a Valderas en la compra del piso embargado porque lo hacen «miles de ciudadanos»
efe
Diego Valderas, vicepresidente de la Junta e impulsor de la ley antidesahucios
Izquierda Unida (IU) ve normal que el comunista Diego Valderas, vicepresidente de la Junta de Andalucía, haya comprado la vivienda de un desahuciado. Y es que lo hacen «miles y miles de ciudadanos», que han adquirido sus viviendas «en las mismas condiciones» que Valderas.
Esta ha sido la reacción del portavoz parlamentario de IU ante la información publicada hoy jueves en ABC. El excoordinador regional de IU, impulsor de la ley antidesahucios, compró en 1995 en su pueblo, Bollullos Par del Condado (Huelva), una vivienda de un vecino que había sido desahuciado a la entidad financiera que la subastó.
«Estamos hablando de algo que ha formado parte de la cotidianeidad, durante mucho tiempo, en este país, donde se han embargado viviendas que han pasado al 'stock' de entidades financieras y que, a su vez, se han puesto a la venta», ha dicho el portavoz José Antonio Castro.
El portavoz de IU ha remarcado que dicha vivienda había sido embargada más de tres años antes, y son «muchas las familias que han comprado sus pisos después de que los mismos fueran embargados, bien a personas físicas o jurídicas» porque se ponían a la venta. Ha explicado que él mismo compró su piso a un banco que, a su vez, se lo había embargado a una sociedad inmobiliaria y no por eso es «Robin Hood».
El PP andaluz, por su parte, ha exigido a Valderas que dé explicaciones. La vicesecretaria de Políticas Sociales del PP-A, Dolores López, quiere saber si al vicepresidente de la Junta le benefició «su relación» con la caja de ahorros que había adquirido el inmueble. La compra se produjo cuando Valderas era alcalde de Bollullos Par del Condado (Huelva) y miembro de la asamblea de esa caja de ahorros.
En ese sentido, se ha preguntado cómo adquirió por cinco millones de pesetas un piso que había sido embargado por ocho millones de pesetas y ha pedido a Valderas que dé explicaciones porque «hay muchas dudas», ya que el vecino que era propietario del piso dice que se lo ofreció antes de ser desahuciado.
Y ha agregado: «No se puede estar por un lado dándose golpes de pecho para defender a los desahuciados y por otro jugando en contra de ellos».
 
Valderas, el repartidor del butano en IU
a. g. r. / sevilla
Día 04/07/2013 - 15.07h
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El vicepresidente de la Junta de Andalucía fue albañil, camarero, administrativo, repartidor de butano... Y en todos sus trabajos destacó como activo sindicalista de CC.OO.
Valderas, el repartidor del butano en IU
iván mata
Se quedó huérfano con 16 años y tuvo que salir de su pueblo, Bollullos del Condado, un paraíso del vino de Huelva, para ganarse la vida en Barcelona haciendo casi de todo. Fue albañil, camarero, administrativo, repartidor de butano... Y en todos sus trabajos destacó como activo sindicalista de CC.OO. hasta que en 1979, con las primeras elecciones democráticas, regresó a su tierra y se presentó a los comicios encabezando la lista del Partido Comunista.
Desde entonces, 34 años han pasado ya, Valderas no ha vuelto a trabajar más que en los despachos que le ha ido proporcionando la política, un oficio en el que se ha aburguesado acumulando cargos de todo tipo. En Bollullos fue alcalde durante 15 años siempre con mayoría absoluta. Pero su salto a la presidencia del Parlamento lo terminaría retratando. En su pueblo sus propios camaradas se escindieron del partido montando unas siglas independientes e IU no ha vuelto a levantar cabeza desde entonces. En la actualidad sólo tiene un concejal, que además es su jefe de prensa en la Junta de Andalucía. Y en el Parlamento alcanzó la presidencia en 1994 gracias a un pacto entre IU y PP contra el PSOE de un Manuel Chaves, que entonces gobernaba en minoría.
Aquella operación fue conocida como «la pinza», un acuerdo entre Luis Carlos Rejón y Javier Arenas del que Valderas salió beneficiado y proyectado como nuevo rostro de IU en Andalucía. Pero la «traición» a los principios de su partido nunca se la terminaron de perdonar en los ambientes comunistas más puristas, que jamás entendieron que el joven trabajador de orígenes humildes pusiera rostro al primer acuerdo sonoro con la derecha.
No obstante, su trabajo en las bases le ha permitido dirigir el partido en Andalucía hasta hace un mes, durante 13 años, y alcanzar el gobierno de Andalucía gracias a un pacto con Griñán que ha permitido a IU liderar políticas populistas como el decreto para repartir tres comidas al día entre los niños andaluces o la ley Antidesahucios, una lucha que ahora inflama su credibilidad después de tantos años tratando de dar la imagen de currante que le reportaba haber sido el repartidor del butano que llegó a la cima de la política.

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