martes, 3 de septiembre de 2013

Siete décadas después: un desorden económico sin precedentes y lleno de dificultades para que la democracia predomine en el planeta



Josep Fontana, en “Por el bien del imperio” analiza el fracaso de siete décadas, después del proyecto que surgió tras la II Guerra Mundial, de construir un nuevo orden internacional guiado por el progreso colectivo y el entendimiento.
Siete décadas después: un desorden económico sin precedentes y lleno de dificultades para que la democracia predomine en el planeta.
Si bien en los países centrales se produjo una mejora de los niveles de vida y un reparto más equitativo de la riqueza, fue muy inferior en las periferias. Las mejoras económicas y sociales de los años cincuenta y sesenta fueron en buena medida provocadas por el miedo al otro, el temor al enemigo del otro bloque y también al interno.
Los sucesos de 1968 de París y de Praga muestran, en opinión de Fontana, que era imposible un cambio radical dentro de cada uno de los sistemas mundiales creados durante la posguerra.
Explica cómo tras la crisis económica de los setenta y la desaparición de la amenaza comunista, se produjo un incremento de la desigualdad y de las discriminaciones que está amenazando no pocas conquistas sociales y que  los sistemas políticos, tal y como funcionan hoy, no permiten excesivos cambios sociales.
La crisis económica actual, con la ausencia de mecanismos de control de los mercados financieros, no solo favorece a los especuladores sino que muestra que no hay voluntad política para establecer autocorrecciones en el sistema.
El balance final que nos ofrece no es precisamente optimista: hoy la inmensa mayoría de la población mundial se ve incapaz de superar su condición subordinada y contempla impotente la ausencia de salidas.
Siete décadas después de la II Guerra Mundial las diferencias entre los muy ricos y los otros son mayores que nunca.
Fontana relativiza el uso que se hacía en el bloque occidental de las libertades políticas, especialmente por parte de las diferentes Administraciones norteamericanas. Así, ofrece una visión estremecedora de los condicionamientos y las limitaciones del acceso a la independencia de los países de África y del patrocinio por parte de EE UU de buena parte de las sanguinarias y corruptas dictaduras asiáticas, latinoamericanas o africanas.
Pero también responsabiliza al desaparecido bloque soviético de la crisis actual.
Constata que el hundimiento del bloque comunista, en buena parte provocado por la ineficiencia de su sistema económico, se produjo a una velocidad sorprendente, que explica que las transiciones hacia el sistema capitalista fueran muy improvisadas y beneficiaran a no pocos sectores de las antiguas castas dirigentes.
La tesis final del libro tal vez parezca demasiado pesimista. Pero es evidente que el mundo actual no es lo que hubiera podido ser si, como recuerda Fontana, hubiese predominado realmente el espíritu proclamado en la Carta del Atlántico de 1941.
El libro consta de una introducción, 19 capítulos, bibliografía e índice temático. Los capítulos, divididos en secciones, son los siguientes:

1 - De una guerra a otra.
 2 - La primera fase de la guerra fría (1949-1953).
3 - Asia: la destrucción de los imperios.
4 - Una coexistencia armada (1953-1960).
5 - La escalada (1960-1968).
6 - África: El viento del cambio.
7 - Las revoluciones frustradas de los años sesenta.
8 - La guerra fría en Asia.
9 - La distensión (1969-1976).
10 - La guerra fría en América Latina.
11 - Los años setenta: El inicio de la Gran Divergencia.
12 - La contrarrevolución conservadora.
13 - El fin del socialismo realmente existente.
14 - La tragedia de África.
15 - El nuevo rumbo de la guerra fría.
16 - El nuevo imperio norteamericano.
17 - El siglo de Asia.
18 - Una crisis global.
19 - Al final del recorrido: el triunfo del capitalismo realmente existente.


Hasta 1945 el panorama de la Historia Universal “pareció desarrollarse fundamentalmente en torno a Europa, y la segunda mitad del mismo siglo fue esencialmente de protagonismo norteamericano, el siglo XXI parece estar desplazando su escenario central a Asia” en dos ejes principales:
*.- Asia Oriental (de Corea a la India) en el que su crecimiento ha sido el motor más dinámico de la economía global.
Este crecimiento se inició en los años 50 en Japón, Taiwan y en los nuevos países industrializados (tigres). Su pérdida de protagonismo ha potenciado la emergencia de la India y China
*.- Extendido desde las orillas del Mediterráneo islámico (este y norte de África) hasta Pakistán y ramificaciones por el sudeste asiático y hacia el Asia Central en un enfrentamiento entre las sociedades islámicas (en su confrontación con “Occidente”) en un protagonismo de EE.UU. en todos los casos.

Todo superficialmente interpretado en una visión “Europea” de la Historia:
*.- Crecimiento económico del Extremo Oriente por el simple desplazamiento geográfico del modelo industrializador europeo hacia nuevos escenarios dentro de un espacio europeo occidental.
*.- El otro explicado como resistencia de unas sociedades atrasadas e inadaptadas que no aceptan la modernidad y que son el producto  del fracaso de los neocon norteamericanos en su intento de transformar el Oriente Próximo en sociedades regidas por Gobiernos de “democracia formal” al estilo occidental en el marco de las normas y reglas de la globalización capitalista.

Incapacidad de contemplar las diferencias de civilización subyacente en un en un modelo de progreso “Eurocéntrico”.
Para entender el “siglo asiático” es necesario considerar las referencias que proporcionan los años posteriores a la II Guerra Mundial y que dieron lugar a:
*.-  El hundimiento de los Imperios europeos en Asia:
*.- 1978 es el año en el que China inició el proceso de reforma que permitió su crecimiento económico en un marco político totalmente diferente de los Gobiernos liberales de Occidente.
*.- Japón y sus “Décadas perdidas”.
Sus diferencias culturales respecto a Occidente y una vida política según las normas occidentales impuestas por EE.UU. después de su derrota en la II Guerra Mundial, y que generó, entre otras causas:
*.-  Una pasividad en la sociedad japonesa ante y sin capacidad de poder hacer frente al “Estado de Construcción” por sus consecuencias:
*.-Incremento de la Obra Pública para ganar votos en las zonas beneficiadas por las obras y la permisividad ante la apropiación de los políticos de los incentivos que les repartían las empresas constructoras.
*.- Un contexto de crecimiento económico progresivamente debilitado.
*.- Amenazas de los países árabes del embargo de petróleo si no apoyaban la causa Árabe frente a Israel (aliado de EE.UU),
Japón importaba el 99,7% del petróleo que consumía y el petróleo de los Paises árabes representaba el 80%.
*.- Tuvo que apoyar la causa palestina y la retirada de los territorios ocupados por Israel.
*.- Israel pudo evitar el embargo árabe del Petróleo pero éste incremento su precio y sufrió su decrecimiento económico y aumentó su déficit en sus balanzas de pago, disminuyó su producción industrial, se incrementó la evasión fiscal y la corrupción política.
En plena crisis económica el primer ministro dimitió en 1974.
El periodo 1982.1987 supuso un acercamiento de Japón a EE.UU. pero el crecimiento de la economía y su aumento de exportaciones al mercado americano recibió el ataque de quienes le señalaban como causante de la decadencia industrial americana.
En septiembre de 1985 se llegó al Acuerdo Plaza cuyo fin era evitar la depreciación del dólar frente al Yen y el Marco.

Desde 1892 a 1897 el Gobierno japonés (presidido por Nakasone)  se abordó el “Ajuste  final de la posguerra” y evidenciar que Japón no era “un gigante económico y un enano político”, incrementando su papel en la política internacional y fortaleciendo su capacidad militar defensiva en el marco de la Guerra Fría,

Japón, con una economía dependiente de la exportación padeció las consecuencias de la crisis de 2008.
El posterior envejecimiento de su población y los efectos del terremoto y el consiguiente tsunami que originó el desastre de la Central de Fukushima dieron lugar a una catástrofe humana y económica  sin precedentes y dejó en evidencia la escasa capacidad de gestión de su Gobierno y cuestionaba el futuro de una economía demasiado dependiente de la energía nuclear.

La crisis de un modelo de crecimiento de los Tigres o nuevos países industriales.
Su crecimiento se aceleró a mediados de los 80 como consecuencia de la necesidad japonesa de evitar los inconvenientes de la devaluación del yen con una disminución de los costes de producción desplazando actividades con un intensivo de trabajo a China y a los países del sureste asiático entre 1985 y 1980, recibiendo éstos 15.000 millones de dólares de inversiones directas japonesas.
Se pretendió la creación de una zona internacional del sureste asiático que produjera artículos industriales cuya elaboración se complementaría en Japón desde donde serían exportados.
Primero Indonesia, Malasia y Tailandia, incorporándose después Corea del Sur y Taiwán interviniendo éstos con sus propias inversiones.
La crisis de 1997 evidenció  su fragilidad por su escasa rentabilidad y con bancos endeudados y creando situaciones de inseguridad política. La crisis de Tailandia afecto a la moneda de Malasia y sus efectos se extendieron  a Hong Kong, Filipinas, Singapur, agravada por la retirada de capitales de los inversores extranjeros.y un encadenamiento de crisis cuyas consecuencias conllevaron una reducción del producto de las economía de los “tigres” y un aumento del paro.
Su relanzamiento no previsto en 2009 desconcertó a los expertos occidentales; “la crisis reforzó el desplazamiento del poder económico de Oeste al Este

Las reformas de Deng Xiaoping y el auge de China;
Muerto Mao en 1976, Deng quiso deshacerse del lastre del maoísmo que impedían el progreso, iniciando un a apertura al exterior y normalizando las relaciones con EE.UU, buscando el control de los Vietnamitas y evitar el prestigio de la URSS.
Iniciando reformas económicas  actuando sobre la economía planificada, en la agricultura y en las industrias ligeras, intensificando del trabajo humano y permitiendo transferir mano de obra de la agricultura ala industria.
Sus resultados: aumento de la producción de alimentos y una mejora de las condiciones de vida de los campesinos y trabajadores urbanos.
Tras una primera fase en la que la demanda de artículos de consumo superaba a la oferta autóctona, se empezó a exportar los productos de las nuevas industrias, lo que proporcionó recursos para la importación de máquina extranjera.
La apertura de la economía China al exterior se vio favorecida por la creación de “zonas económicas especiales” en las regiones costeras del sur  y que dio lugar a la corrupción y al contrabando aunque hizo crecer la economía.
Sin liquidar las empresas estatales, como en la Unión Soviética, la Ley de empresas de 1988 dio a sus directores la facultad de fijar las condiciones de organización de su economía y trabajo y de sus condiciones y a despedir a sus trabajadores si se estimaba conveniente.
Efectos: descentralización, paz internacional y estabilidad política interna. La inflación un enemigo de las medidas y generalización del malestar frente a la corrupción.
La represión de los manifestantes en la plaza de Tiananmen (2 de junio de 1989) no significo el aplastamiento de demandas democráticas (en sentido eurocéntrico y de parlamentarismo occidental).
El partido consideró necesaria tal medida con el fin de evitar la puesta en peligro del programa de reformas que se estaban aplicando.
Poco después cayeron los Gobiernos comunistas de la Unión Soviética y el consecuente desmoronamiento de la URSS en lo político, territorial y económico.
Tianamen no significó el fin del sistema político Chino.
El modelo de crecimiento seguido por China no solo difiere de del seguido ppor los países occidentales sino del seguido por Japón, Corea del Sur y los demás tigres asiáticos.
En él no hubo medidas proteccionistas sino que se favorecieron importaciones que favorecieron su desarrollo y la protección de lo suyo hasta que fuera competente. En una economía abierta se eliminó la liberalización financiera evitando los efectos de la crisis de 1997.
Su crecimiento económico fue potenciado por su integración en la Organización Mundial del Comercio y el crecimiento de su economía (1978-2005) dobló sus dimensiones iniciales, eliminando la pobreza rural y evitando la pobreza generalizada que supuso el empobrecimiento de la privatización de la economía de la URSS.

INDIA:
En un contexto de divisiones de carácter social (enfrentamiento de castas), étnico, se caracteriza por su fragmentación política y la consiguiente erosión de los dos grandes partidos: en 2009 con 1.055 partidos en los que solo 7 tenían implantación nacional.
India experimentó un gran crecimiento económico en paralelo con China (el Elefante y el Dragón) pero amenazado por dos peligros: uno externo (la amenaza islamista en su frontera occidental) y otro interno (el terrorismo).
Su problema: la pobreza interna que conlleva una corta esperanza de vida, altos índices de mortalidad infantil o de niveles de alfabetización muy por debajo de China, Indonesia, Malasia, Vietnam o Filipinas.
Caracterizada por su pobreza, el hambre y altos índices de mortalidad con un origen fundamentado en su fracasada agricultura en un país en el que el 65% de la población vive de la Agricultura y que ésta tan solo produce el 17% del Producto Interior Bruto del país.
De 1968 a 1998 su producción de cereales se duplicó por las aportaciones de la “revolución verde” (irrigación, abonos, pesticidas la introducción de nuevas variedades de cereales y arroz de altos rendimientos.
Desde 1980 cesaron las obras de irrigación, las reservas de agua del subsuelo se fueron agotando y los avances tecnológicos acabaron, los agricultores tuvieron que acudir al crédito y al endeudamiento, tuvieron que abandonar arruinados la agricultura sin otra alternativa viable.
Todo como herencia de la “Revolución Verde”: introducción de variedades de grandes rendimientos que exigían pasar del abono orgánico al químico y consumían multiplicadas cantidades de agua.
La agricultura en la India, como en todo el Tercer Mundo, se dedicó intensivamente a la producción de arroz y trigo utilizando nuevas semillas, abandonando el mijo y el sorgo (cuando con la misma cantidad de sorgo se produce 4,5 veces más de proteína, 7,5 veces más de calcio, 5,6 veces más de hierro y proporciona tres veces más que el arroz y el sistema de comercialización paga al productor tan solo 1/5 del precio que paga el consumidor.
Los pequeños agricultores que se beneficiaron de las nuevas semillas y compraron un tractor reencontraron que las nuevas necesidades de riego de los nuevos cultivos habían agotado los recursos hídricos del subsuelo.
Los que pretendieron dedicarse a una producción comercial de algodón sufrieron las fluctuaciones de los precios como consecuencia de la protección de EE.UU. a sus agricultores
Según The Economist en 18 meses, desde el inicio de la crisis, más de 1.200 agricultores de Wardka se suicidaron y en el conjunto de la India, desde 1993, se han suicidado 150.000 campesinos.
Un periódico indio afirmaba en septiembre de 2009: “el impacto” y ahora que ha dejado al cabo de medio siglo es que la mitad de la tierra cultivable del país se ha vuelto salina por el uso excesivo de abonos químicos y la productividad ha bajado drásticamente” y ahora tiene que importarse, como consecuencia, cereales, legumbres y aceites vegetales.
“India ha progresado (en términos políticos y sociales), pero la mayoría de sus habitantes no lo han hecho”.
En 2009 el World Food Program de Naciones Unidas señalaba que en la India vive la cuarta parte de gente más hambrienta del mundo y denunciaba que romper los equilibrios naturales conlleva consecuencias imprevisibles.

Pakistan y Afganistán: la Guerra Perpétua:
Muchos norteamericanos pensaban que la Guerra de Afganistán era una guerra que no se podía ganar, que sólo servía para alimentar la rebeldía y que el empeño de establecer en Afganistán un Estado Centralizado con forma de organización social y cultural que eran contrarias a su cultura, favrecían a al.Qaeda.
Antiguas Repúblicas soviéticas del Cáucaso y l Asia Central , invocando una necesaria  estructura burocrática, propugnaban estructurasde nacionalidad.
Armenia y Georgia renacieron en medio de un conflicto y de manifestaciones de limpieza étnica.
En un contexto de corrupción y autoritarismo, estas Repúblicas acabaron degenerando en regímenes vitalicios y hasta en sistemas de sucesión hereditaria.
La posición estratégica de las Repúblicas de Asia Central explicó que tanto Rusia como EE.UU buscaran la concesión de bases en sus territorios.
EE.UU ha cedido dando paso a Rusia y China (petróleo de Kazajistán y gas batural de Turkmenistán.
Problemas comunes: Amenaza islámica.y penetración de las mafias del narcotráfico. Creación de un grupo de cooperación de Shanglía, creado inicialmente en 1996 y que engloba a cuatro de las Repúblicas (en la que solo Turkmenistán ha quedado fuera), Rusia y China.

Oriente Próximo.
El foco principal de la lucha de Occidente contra el Islam en Oriente Práximo avaba su radicalización por los errores de la política de Bush en el momento en el el que el islamismo extendía su influencia por los países del Magteb como reacción a sus gobiernos corruptos y represivos, protegidos por los EE.UU y la U.E.
IRAN: Tras la muerte de Jomeini (1989) Jamenei consolidó  el régimen en el voto popular sancionado Consejo y Autoridad religiosa).Con su influencia sobre el régimen Chií establecido en Irak y Yemen, sobre las milicias libanesas de Hezbollah y Hanas en Palestina, Irán se ha convertido en factor decisivo en el Oriente Próximo.
Su objetivote desarrollar la energía atómica y enfrentado con Israel y lograr el reconocimiento internacional de un estado palestino enfrentado con Israel y EE.UU.
En Israel existen en la actualidad dos países distintos: uno dentro de las fronteras anteriores a 1967, que tiene apariencia de una vida democrática (sin Constitución ni definición civil de ciudadanía), el otro en  la orilla occidental, en un territorio sin ley y donde el Gobierno es incapaz de hacer cumplir las leyes israelíes a los colonos.
Un Líbano destrozado por la guerra y por sus propias divisiones políticas internas.
En 2011, con el apoyo de una serie de gobiernos corruptos del norte de África, de Egipto a Marruecos: regímenes autoritarios que mantenían unas apariencias exteriores democráticas.
Todo este tinglado se vio sacudido a comienzos de 2011 por la oleada de protestas sociales en el Zagreb Tunez , Egipto, Argelia, Jordania, Yemen, Omán, Baharain, Marruecos, Siria y Libia.
Lo que en principio parecían revoluciones, se convirtieron en transiciones que aspiraban a dejar las cosas mas o menos como antes.
Más que protestas a favor de la democracia, tal como se interpretaba habitualmente  en Occidente, representaban la expresión de un malestar creado por gobiernos que seguían programas  fijados por las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial.
Lo que preocupa a Occidente es que los cambios políticos no impliquen modificaciones en las reglas económicas sancionada por la declaración de los gobiernos del G8 condicionando la ayuda que se pueda dar a estos países a la realización de reformas que creen mercados abiertos.

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