martes, 25 de febrero de 2014

Negrín como Profesor



Negrín como Profesor

Como docente, la mayoría de las opiniones recogidas personalmente a personalidades ilustres que fueron sus alumnos (Enrique Parache Guillen, José Botella Llusíá, Luis Tejero Nieves, Cifuentes Delatte - a través de su hijo-, Alvarez-Salas Morís -a través de su hijo-) coinciden en afirmar que era un mal docente, con escasas dotes oratorias y con escasa programación de la materia a enseñar.
Debe recordarse que la carrera docente de Negrín, en la Facultad de San Carlos, se limita -por sus actividades políticas- prácticamente a nueve o diez años (1922/1931) y el balance de su docencia según la opinión oral o escrita de quienes fueron sus alumnos, resulta "aprobado por los pelos", y si no, veamos lo que opinan algunos de ellos:
*.- Severo Ochoa (en entrevista con Marino Gómez Santos): "Explicaba mal, pero sus lecciones eran sumamente estimulantes"
*.- E. Parache Guillén: "Explicaba mal y suspendía demasiado"

*.- Alvarez Salas Morís -a través de su hijo José Luis, 20-II-98-: "Explicaba muy mal, provocando que los alumnos no fueran a su clase; su adjunto Corral, también era muy malo"

*.- Luis Tejero Nieves: "No explicaba bien, los alumnos se aburrían"

*.- José Puche Alvarez: "Sus lecciones ahorraban a quienes le escuchaban, muchas horas de lectura".

*.- Ortiz Picón (Una vida y su entorno. Univ. Granada, 1979): "Se ocupaba demasiado de los aspectos bioquímicos, escamoteando realmente la enseñanza de la auténtica fisiología. Era poco didáctico para los estudiantes, pues llenaba la pizarra de fórmulas de aminoácidos incomprensibles para los alumnos. La proporción de suspensos, era considerable"

*.- Pedro Laín Entralgo (Hacia la recta final. Revisión de una vida intelectual, pag. 364-367. Círculo de lectores. Barcelona. 1990): "Puede considerarse como un "incitador de vocaciones científicas", al promover, mediante la palabra hablada o escrita, esa vocación, abriendo a la mente del discípulo posibilidades que él, por si mismo, acaso no habría descubierto"5

*.- La opinión de Laín sobre Negrín, en 1990, merece un breve comentario, siempre que no se padezca amnesia. El propio Laín, en 1966, con motivo del cierre del viejo Hospital de San Carlos, escribe una editorial (Arch. Fac. Med. Madrid. IX:2, 1966) en la que analiza el balance de la vieja Facultad, y al citar las Cátedras que él llama "decorosas", incluye en ellas, entre otras, a la de Fisiología que regentó en su día Gómez Ocaña, pero no cita para nada a Juan Negrín, al "incitador de vocaciones científicas". En la misma línea, -creo ya haber señalado en otro lugar-, el dato sorprendente, de cómo en la Ha de la Medicina Contemporánea de Laín (2a Ed. 1963), Juan Negrín no aparece ni en el índice, mientras sí se dedican dos renglones, a Gómez Ocaña y a Augusto Pí y Suñer. ¡Curioso el olvido -viviendo el General Franco- de Pedro Laín!



Grande Covián: "Muchas de las cosas que él hacía, que eran completamente normales en las Universidades de Europa, parecían unas novedades terribles en aquel momento"

A L. F. Jacob, esta afirmación de Grande Covián, le parecía lógica, pues habiéndose formado Negrín en Alemania, con solo contar lo que había visto y vivido en aquel país, ya resultaría novedoso.

Grande Covián debiera tener muy presente, que hay que diferenciar entre la elaboración de conceptos originales y creatividad propia, con el mimetismo y servilismo de quienes solo son capaces de reflejar lo aprendido en el extranjero, circunstancia que con excesiva frecuencia se da en nuestro país.

Añade Grande Covián (quien por cierto junto a Severo Ochoa, abandonaron a Negrín, para irse con Jiménez Díaz), que "faltaban libros, y los que había traducidos, eran muy malos".

Grande Covián lo decía, influido porque en las clases de Negrín, éste no seguía texto alguno, estando siempre preocupado porque sus alumnos -de quince o dieciséis años- "aprendieran idiomas y leyeran revistas extranjeras", lo cual con frecuencia irritaba a los estudiantes

L.F.Jacob, pensaba, que si para Juan Negrín, no existía ningún texto de Fisiología apropiado, bien pudo, dada su sabiduría y dominio de al menos seis lenguas (francés, inglés, alemán, e italiano), traducir un texto clásico o incluso escribir para la posterioridad, un tratado de Fisiología que sirviera de referencia.

Gregorio Marañón: en el discurso de recepción de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que pronunciara el 3 de diciembre de 1947, refiriéndose a que el desarrollo de la medicina en Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, USA, e incluso Sudamérica, ha sido precedido por la obra de fisiólogos ilustres, afirma: "La medicina española, ha tenido su gran histólogo, pero le ha fallado el fisiólogo revolucionario..."



Marañón habla de "los beneméritos esfuerzos de algunos fisiólogos aislados como Gómez Ocaña, Rodrigo Lavín y Pí Suñer", pero..., ni una sola palabra referente a Juan Negrín.

Botella Llusiá (entrevista personal en mayo de 1999): "No era mal docente, lo que pasa, es que si cenaba dos o tres veces y después se iba de..., al día siguiente no podía explicar muy bien"; yo hice la Tesis doctoral sobre la síntesis de urea en la placenta, y la presenté el 15 de julio de 1936, siendo él, el Presidente del Tribunal, ¡fíjese Vd. en que fechas!. Negrín llamó a mi padre para que me fuera a Estados Unidos, debí hacerlo".



Existe pues, una amplia mayoría que coincide en que Negrín no era buen docente.

Respecto a su "Escuela de Fisiología", muchos historiadores le atribuyen como discípulos, a personalidades médicas que apenas permanecieron con él un curso de postgraduado y dos o tres como estudiante.

Realmente su herencia científica en España, la constituye Hernández Guerra (fallecido a temprana edad) y José María del Corral (a quien sufrimos el curso 57/58), pues Méndez derivó hacia la farmacología al igual que García Valdecasas, pareciéndonos un atrevimiento considerar a Severo Ochoa como discípulo de su escuela tan solo por permanecer unos cursos como estudiante y uno como postgraduado, y por si fuera poco, lo abandonó en 1935 para irse con Jiménez Díaz, al igual que hiciera Grande Covián.

Severo Ochoa tenía claro que deseaba vivir y trabajar en una sociedad en la que se valorasen más los méritos propios, que los favores políticos y financieros. Solo así se podría hacer investigación y formar "Escuela que perdure" al menos algún tiempo, pues las que surgen del amiguismo y favoritismo circunstancial de una época, están condenadas a desaparecer. De ello en España, existe gran experiencia.

(Fuente:EXILIO Y DEPURACIÓN (en la Facultad de Medicina de San Carlos). CAPÍTULO 8. El Profesor D. Juan Negrín López. Fernando Pérez Peña, Profesor Titular de Patología y Clínica Médica de la Facultad de Medicina de Madrid).

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