viernes, 13 de febrero de 2015

El chavismo y sus ministros, cuando el jefe es el que menos ha estudiado

GUILLERMO D. OLMO GOLMO / MADRID
Día 13/02/2015 - 10.49h
El actual Gobierno venezolano tiene nada menos que 28 ministerios, casi todos ocupados por titulados universitarios. Al mando, Nicolás Maduro, que, como Chávez, nunca cursó estudios superiores
El chavismo y sus ministros, cuando el jefe es el que menos ha estudiado
REUTERS
Maduro sigue junto al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, un desfile militar en Caracas el 4 de febrero de 2015
Abogados, periodistas, ingenieros… La inmensa mayoría de los integrantes del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela son titulados universitarios. No es el caso de quien los manda, el presidente Nicolás Maduro, que, como su antecesor, Hugo Chávez, nunca cursó estudios universitarios. Su experiencia y bagaje no son precisamente académicos. Maduro es un conductor de autobús forjado políticamente como dirigente sindical en la empresa pública de transporte de Caracas. Chávez era un coronel de los paracaidistas que saltó a la historia cuando en 1992 intentó derrocar a Carlos Andrés Pérez y tomar el poder con sus compañeros de armas.


La última remodelación decretada por el presidente Maduro el año pasado dejó un gabinete con nada menos que 28 ministros y un vicepresidente. Los cambios en su equipo fueron parte de las actuaciones que Maduro bautizó como «el sacudón de la revolución», destinadas a «seguir librando la batalla por la paz y la felicidad de la patria». Tras ellos, de la treintena de personas que forman el actual Gobierno venezolano solo ocho no tienen estudios universitarios acreditados, aunque algunos de ellos son militares de alta graduación que se han formado al más alto nivel en el ámbito castrense. No es el caso de Maduro, que no es ni mayor general de la Fuerza Aérea, como Giusseppe Gioffreda, ministro de Transporte Acuático y Aéreo, ni tampoco almirante de la Armada, como Carmen Meléndez, titular de la cartera de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, y primera mujer en alcanzar un empleo tan elevado en el escalafón militar de su país.

El Ejército tiene una fuerte presencia en el Ejecutivo de un régimen que, no puede olvidarse, hunde sus raíces en una conspiración militar y en el apoyo popular que sus promotores supieron granjearse. Son media docena los miembros de la Fuerza Armada Nacional (FAN) con asiento en el Gobierno. Forman, junto a los ingenieros, también media docena, el colectivo profesional más representado. La militarización de la cúpula estatal venezolana es patente también en el poder legislativo. Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional investigado ahora en los Estados Unidos por sus supuestos vínculos con el narcotráfico y uno de los hombres fuertes del país, es también un mando de la milicia.

Además de militares e ingenieros, la dirección de un país ahora castigado por la inflación, las disfunciones en el suministro comercial y su dependencia económica de la renta petrolera, está en manos de cuatro abogados, cuatro, periodistas, dos sociólogos y un largo etcétera de perfiles profesionales que incluye también un químico y una licenciada en Relaciones Públicas, la joven ministra de Pueblos Indígenas, Aloha Núñez, que en 2009 completó su currículum con un posgrado sobre derechos humanos y cooperación internacional impartido por la Universidad Carlos III de Madrid.

Un canciller que no habla inglés
Fuentes diplomáticas extranjeras conocedoras de la realidad de Venezuela aseguran a ABC que «allí en cuanto tienen un problema, crean un ministerio». Quizá sea esta política la que explique que en el corazón del poder tengan cabida presencias tan extravagantes a ojos del observador europeo como la de Antonio Álvarez, más conocido como el «Potro» Álvarez, hoy al frente del departamento de Deporte y Juventud del Gobierno y en tiempos estrella del béisbol en las filas de los Leones de Caracas. De él dice su perfil oficial en la página web de su ministerio que es también «cantante y luchador social».

Esas mismas fuentes, que trataron con Chávez y con Maduro cuando éste era su ministro de Relaciones Exteriores aseguran que, en cualquier caso, el hecho de que ninguno de los dos pasara por la Universidad no implica ignorancia o incompetencia respecto a los trascendentales asuntos de los que debían ocuparse. Del «comandante eterno» recuerdan que «era un hombre inteligente que tenía curiosidad por todo». Maduro era, siempre según estas fuentes, un canciller tan peculiar como el régimen al que servía: «No hablaba inglés, pero conocía bien los asuntos de la política internacional en los que se veían afectados los intereses venezolanos

Crimen organizado
RSF considera que en el subcontinente existe una excesiva concentración de medios «que no contribuye al pluralismo informativo». En Cuba, todos están en manos del sistema comunista. por lo que en la isla «no existe prensa libre». La restricción de internet y el acoso a los blogueros completan el cuadro.

En 2014, la principal lacra para el continente americano no fue, sin embargo, la ideología marxista, sino la incidencia del crimen organizado en países con un régimen formal de libertad de prensa como México, Honduras, Colombia, Guatemala, Brasil y Paraguay. En estos países, las bandas organizadas del delito -a veces en connivencia c on las autoridades o la policía- han creado un clima hostil que con frecuencia acaba con el asesinato de informadores, o la autocensura en algunos medios. Tal es el caso, de México, que en el informe de Reporteros sin Frontera ocupa un puesto muy bajo: el 148 de los 180 analizados.

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