viernes, 8 de abril de 2016

SÁNCHEZ, DE LOS BRAZOS DE RIVERA A LA COLETA DE IGLESIAS

08/04/2016@13:05:04 GMT+1
Luis María ANSON
Varios dirigentes de Ciudadanos han manifestado su temor de que Pedro Sánchez cambie de socio y pase de los brazos de Rivera a la coleta de Iglesias. No parece fácil que el líder socialista pueda llevar a cabo su traición porque los barones del PSOE se enfrentarán a su política personalista e intentarán paralizarle.
Al margen de la reunión tripartita de ayer, está cada vez más claro el propósito de Sánchez de no regresar a su casa y de hacer cuantas concesiones sean necesarias para sentarse en la silla curul del palacio de la Moncloa.
Habrá que reconocer al secretario general del PSOE, habilidad cierta para mantener sus aspiraciones contra viento y marea. Después de caer estrepitosamente derrotado en las elecciones generales, permanece con solo 90 escaños en el ojo del huracán y todos los partidos, salvo el PP, parecen aceptarle como presidente del Gobierno. Las discrepancias, por ejemplo, entre Podemos y Ciudadanos son abismales. Sin embargo, están unidos por dos denominadores comunes: la decisión de escabechar a Mariano Rajoy y la aceptación como presidente de Pedro Sánchez.
Quedan ya muy pocos días para la convocatoria de nuevas elecciones. Pedro Sánchez se esforzará, aunque sea a última hora y haciendo concesiones inaceptables, para presentarse a una nueva investidura viable. Se trata de una operación circense, pero la fortuna ayuda a los audaces. Y Pedro Sánchez avanza lanzado a una carrera desesperada que puede terminar en un descomunal batacazo para él y su partido, pero también en conseguir los síes imprescindibles y terminar investido presidente del Gobierno. Menuda pirueta política.
Luis María ANSON


Con podemos, ni a heredar Isabel San Sebastián
ISABEL SAN SEBASTIÁN - 08/04/2016 a las 17:29:52h. - Act. a las 18:07:16h.
Guardado en: Opinión
Pedro Sánchez tiene muy buenas razones para querer blanquear su acuerdo de Gobierno con Iglesias metiendo en él a Rivera en calidad de coartada o elemento legitimador. Podemos no es una fuerza democrática al uso, homologable al PSOE o incluso a Izquierda Unida. No defiende posiciones ideológicas compatibles con el pluralismo. Ni siquiera se molesta en disimular su verdadera naturaleza levantando la voz para condenar la persecución implacable que sufre la oposición en Venezuela o en Cuba. Podemos no cree en la libertad. Tampoco en las reglas del juego vigentes en nuestro Estado de Derecho, si bien ha demostrado auténtica maestría burlándolas a través de la fundación CEPS o las espectacularmente bien retribuidas asesorías de Monedero, fuente de millonarios recursos procedentes del régimen chavista. Podemos es un socio difícilmente presentable en sociedad, por más que sus diputados resulten indispensables para conducir al líder del PSOE hasta la Moncloa. Él lo sabe, lo saben sus «barones», algunos de sus votantes (seguramente una minoría) y lo sabe también Ciudadanos, que por ello niega de plano la posibilidad de compartir cama con el partido de los círculos. Vamos, que rechaza sin ambages prestarse a ese «ménage a trois».
El acuerdo C’s-PSOE pretendía sumar al PP a una coalición constitucionalista, no servir de base a un Frente Popular blando
Pedro Sánchez ha demostrado ser astuto. Su opción número uno era desde el principio lograr la investidura con el apoyo de los naranjitos y la abstención de los podemitas, o viceversa, escenario que llegó a vislumbrar hace unos días. En el entorno de Rivera había quien se dejaba seducir por la posibilidad de tocar poder sin más peaje que la aceptación «graciosa» de la venia morada, y entre los de Iglesias algunos nombres destacados abogaban por facilitar la formación de ese Ejecutivo, tan frágil como dependiente de su voluntad. Seguramente el ala dura del partido habría acabado imponiendo el criterio de exigir poltronas a cambio de votos, pero la posibilidad estuvo ahí, al alcance de la mano socialista. La aparición de los documentos publicados por ABC, que dejan al aire vergüenzas inconfesables referidas a la financiación de Podemos, así como la influencia decisiva de los integrantes más solventes del grupo de Ciudadanos, parecen haber devuelto las aguas a su cauce natural. El cauce trazado en los términos del acuerdo suscrito con el PSOE, cuyo propósito era obligar al PP a sumarse a una gran coalición de fuerzas constitucionalistas y nunca servir de base a un Frente Popular blando como el que persigue Sánchez. Dicho de otro modo; que con Podemos uno no puede ir ni a heredar, ya sea absteniéndose para dejar ser vicepresidente a Iglesias, ya sea aceptando el apoyo expreso o tácito de sus representantes en el Congreso. ¡Ni a heredar!
Pedro Sánchez es ambicioso. Bloqueada su vía preferida de acceso al puesto de mando, que ya ha saltado por los aires y esta tarde, probablemente, rubricará su defunción, no es aventurado augurar que recurrirá al plan «b» del frente duro. Esto es, que dirá adiós Ciudadanos y abrazará sin pudor a Iglesias, previo cálculo del tiempo destinado a impedir que la sensatez persistente en el PSOE se encargue de frustrar la estrategia. Tengo para mí que no se reunió en secreto con Junqueras para hablar del cambio climático. Me dicen que el PNV ya tiene comprometido su respaldo al matrimonio, en caso de que se consume. Quien tuvo la «brillante» idea de alimentar a Podemos a costa de ignorar sus desmanes, con tal de dividir a la izquierda, puede estar hoy orgulloso/a de su gran sagacidad política.
Isabel San Sebastián

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