miércoles, 18 de octubre de 2017

EL GOBIERNO RAJOY NO SUPO PREVER LO QUE IBA A OCURRIR

EL GOBIERNO RAJOY NO SUPO PREVER LO QUE IBA A OCURRIR

Desde hace al menos diez años, varios analistas de la vida política española venimos advirtiendo de lo que podía ocurrir en Cataluña si no se tomaban las medidas adecuadas. Especialmente en los últimos años, las autoridades monclovitas han dedicado su compasivo desdén a los que denunciaban la situación. El 23 de marzo de este año 2017, publiqué en El Imparcial, con el título Puigdemont y Junqueras abofetean al Tribunal Constitucional, el artículo que, sin modificar una coma, reproduzco a continuación:
“Con el mayor descaro. Con el más completo cinismo. Con una chulería digna del más creído cantaor flamenco. Puigdemont y Oriol Junqueras, respaldados por el pobre Arturo Mas, han impuesto en el Parlamento catalán la partida presupuestaria destinada a la organización del referéndum prohibido por el Tribunal Constitucional.
La respuesta no puede quedar en agua de borrajas. El Gobierno no debe dar muestras de la debilidad que lo paraliza. Está en juego nada menos que la unidad de España, 500 años de Historia. Está bien que se dialogue hasta la extenuación, que se negocie con la mano tendida. Pero sin contemplaciones, sin concesiones, sin aceptar la delincuencia que se deriva de la acción de Puigdemont, de Oriol Junqueras y del pobre Arturo Mas, los tres hombres más destacados del golpe de Estado que se perpetra ante los ojos del pueblo español.
No es de recibo que se esconda la cabeza ni que se vuelva la vista hacia otro lado para no tener complicaciones porque esas se multiplicarán por cien cuando se active el tramo final de la maquinaria secesionista. Ni Mariano Rajoy ni la “negociadora” Soraya Sáenz de Santamaría han abierto el pico sobre el trágala de los presupuestos de la Comunidad catalana. Lo que han hecho los golpistas Puigdemont, Oriol Junqueras y el pobre Arturo Mas desafía abiertamente al Estado de Derecho. Y los que cuidan de su integridad elegidos por el pueblo tienen el deber de reaccionar y tomar medidas para que no se consume la tropelía. No bastan las palabras huecas, la incesante verborrea vacía de decisiones. Es necesario tomar medidas eficaces y cuanto antes mejor.”
Hasta aquí lo que publiqué hace seis meses. Unos días después de la aparición del artículo tuve ocasión de hablar con una destacada dirigente del Partido Popular que me dijo con condescendencia: “No tienes razón. No va a pasar nada. Los partidos independentistas están divididos, se tiran a matar, es imposible que se pongan de acuerdo. Al final, nada de nada: ni referéndum ni independencia. Puedes estar completamente seguro que será así”.

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