lunes, 4 de diciembre de 2017

LA INDEPENDENCIA DE LA JUSTICIA EN EL ESTADO DE DERECHO SE DESCARGA SOBRE LOS PRESUNTOS GOLPISTAS

LA INDEPENDENCIA DE LA JUSTICIA EN EL ESTADO DE DERECHO SE DESCARGA SOBRE LOS PRESUNTOS GOLPISTAS

Honda satisfacción ha producido en el mundo jurídico la independencia con que ha actuado el juez Pablo Llarena; en el político ha desagradado su decisión, al menos en buena parte de los partidos. Algún columnista que partía de la base de que el juez liberaría a todos los presuntos golpistas aprovechó para poner en solfa la independencia de la justicia.
El juez del Tribunal Supremo ha hecho lo que jurídicamente tenía sentido común. Ha puesto en libertad bajo fianza a las segundas filas del intento de golpe de Estado, que responderán de sus presuntos delitos en el futuro, y ha mantenido en prisión a los máximos responsables del intento de golpe de Estado. Una decisión proporcionada y rigurosa que ha satisfecho a los juristas españoles de mayor prestigio.
A pesar de las presiones políticas y mediáticas, Pablo Llarena no ha perdido noción de la gravedad de lo ocurrido en Cataluña y en el Gobierno de la Generalidad. Se ha perpetrado un golpe de Estado, en gran parte al descubierto, que pretendía no ya transformar una política determinada, sino fracturar la unidad territorial de España después de 500 años de Historia común.
La atrocidad de lo que tramaron Carlos Puigdemont y Oriol Junqueras, con varias y vastas colaboraciones, no admite ni componendas ni claudicaciones. La maquinaria de la Justicia en el Estado de Derecho tenía que ser implacable. Y cuando casi todos cantaban la liberación de Oriol Junqueras, el juez lo mantiene en prisión junto a los presuntos golpistas más caracterizados.
Bien por el juez Llarena. Seguramente no ha beneficiado electoralmente a los partidos constitucionalistas. Pero ha hecho lo que debía hacer.

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